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LECTURA RAPIDA   Los 12 Conceptos de NA

Introducción

Narcóticos Anónimos, como confraternidad, se define por sus principios. Los Doce Pasos detallan nuestro programa de recuperación; las Doce Tradiciones explican la experiencia que puede ayudar a los grupos de NA a mantener su unidad; y los Doce Conceptos son los principios que guían a nuestra estructura de servicio. Los conceptos resumen la experiencia duramente adquirida de los primeros cuarenta años de nuestra confraternidad en asuntos tales como la responsabilidad, la autoridad, la delegación, el liderazgo, la rendición de cuentas, la orientación espiritual, la participación, la comunicación, la receptividad, la imparcialidad y las finanzas. En conjunto, los Doce Conceptos garantizan que la estructura de servicio de nuestra confraternidad siga dedicándose siempre al servicio, nunca al gobierno. Los Doce Conceptos de Servicio en NA son un añadido relativamente reciente al conjunto de principios que guían a nuestra confraternidad. Desde los comienzos de NA, a principios de los años 50, hemos usado los Doce Pasos como una guía para nuestra recuperación personal y las Doce Tradiciones para dirigir a nuestros grupos. Las tradiciones otorgan poder a los grupos para crear una estructura de servicio directamente responsable ante ellos. También ofrecen ideales fundamentales que orientan todos nuestros esfuerzos colectivos. Nuestro bienestar común y unidad, la autoridad fundamental de un Dios bondadoso, el liderazgo como forma de servicio, no como forma de gobierno, la autonomía del grupo, el propósito primordial de nuestra confraternidad, la cooperación sin afiliación, el mantenerse con los recursos propios, el empleo de trabajadores especializados, la atracción en lugar de la promoción, el anonimato ante el público... Sin duda los principios de nuestras Doce Tradiciones nos guían en todo lo que hacemos como confraternidad. Sin embargo, las Doce Tradiciones en sí fueron diseñadas especialmente para guiar a los grupos de NA, nunca se pensó que fueran a proporcionar la orientación específica que nuestra estructura de servicio necesita para servir. Los Doce Conceptos de servicio fueron creados para cubrir esa necesidad. A partir del Primer Concepto, en ellos se describe la creación de la estructura de servicio por parte de los grupos, la responsabilidad y autoridad finales de los servicios de NA y la autoridad práctica que los grupos delegan en nuestras juntas y comités de servicio para el desarrollo y mantenimiento de dichos servicios en nombre del conjunto de NA. Los conceptos reconocen que la autoridad de servicio se debe delegar con cuidado, subrayan las cualidades que hay que tener en cuenta al elegir líderes de NA responsables y hacen hincapié en la importancia de una comunicación abierta y regular a través de toda nuestra estructura de servicio para poder mantener un sistema de rendición de cuentas. Recomiendan que cada responsabilidad de servicio se defina claramente desde el principio para reducir la confusión en la asignación, realización y rendición de cuentas de los servicios de NA. Al tratar los procesos de toma de decisiones utilizados en nuestros servicios, los conceptos nos recuerdan nuestra base espiritual así como la sabiduría práctica y ética de incluir a todos y ser receptivos. Para protegernos del uso incorrecto de la autoridad delegada, los servidores de confianza pueden recurrir a un procedimiento de desagravio. El manejo responsable de los fondos de NA —con frecuencia un punto delicado en las discusiones de servicio— se aborda con franqueza. Por último, así como las tradiciones concluyen resumiendo las doce en una sola palabra, «anonimato», los Doce Conceptos ofrecen un ideal fundamental que sirve de base a todos los conceptos: «nuestra estructura debe ser siempre de servicio, nunca de gobierno». A partir de ahora, los Doce Conceptos de Servicio en NA pertenecen a la Confraternidad de NA. Son una guía práctica para el manejo de nuestros servicios, desde el servicio de grupo hasta el nivel mundial, pasando por todos los otros niveles. ¿Hasta qué punto son «válidos»? La experiencia de todos nosotros al aplicarlos determinará su validez. Son válidos sólo en la medida en que demuestren su utilidad. Sin embargo, así como los pasos se relacionan con nuestra experiencia colectiva de recuperación y las tradiciones con nuestra experiencia con la unidad del grupo, los Doce Conceptos resumen una amplia experiencia de servicio en NA, experiencia que a todos nos vendría bien considerar y aplicar cuando sea oportuno. Las Doce Tradiciones de NA han guiado correctamente a nuestros grupos para tratar sus asuntos individuales y son la base de los servicios de NA. Nos han permitido eludir muchas dificultades que habrían podido significar nuestro hundimiento. Nuestras diferentes unidades de servicio, por ejemplo, sirven, no gobiernan; nos mantenemos al margen de debates públicos; no respaldamos ni nos oponemos a nada sobre lo que nuestros miembros puedan tener opiniones firmes; nuestro enfoque de la adicción no es profesional; nos mantenemos completamente a nosotros mismos. Las tradiciones han sido una orientación fundamental para nuestra confraternidad a través de todo su desarrollo y siguen siendo indispensables. La intención de los Doce Conceptos de Servicio en NA aquí enunciados es su aplicación práctica a todos los niveles de nuestra estructura de servicio. Los ideales espirituales de nuestros pasos y tradiciones constituyen la base de estos conceptos, que han sido adaptados a las necesidades específicas de la estructura de servicio de nuestra confraternidad. Los conceptos alientan a nuestros grupos a estar dispuestos a alcanzar los ideales de nuestras tradiciones, y, a nuestra estructura de servicio, a funcionar eficiente y responsablemente. Estos conceptos se han elaborado a partir de nuestra experiencia. No tienen la intención de ser tomados como la «ley» de servicio de NA, sino sencillamente como principios que sirven de guía. Cuando aplicamos a conciencia estos conceptos, vemos que nuestros servicios se estabilizan, igual que se ha estabilizado nuestra vida personal con los pasos y que nuestras tradiciones han estabilizado y unido a los grupos.

Los Doce Conceptos guían a nuestros servicios y ayudan a asegurar que el mensaje de Narcóticos Anónimos esté al alcance de todos los adictos que deseen dejar de consumir y empezar a practicar nuestra forma de vida.

1. Para cumplir con el propósito primordial de nuestra confraternidad, los grupos de NA se han unido para crear una estructura de servicio que desarrolle, coordine y mantenga servicios en nombre de NA en su conjunto.
2. Los grupos de NA poseen la responsabilidad y autoridad finales de los servicios de NA.
3. Los grupos de NA delegan en la estructura de servicio la autoridad necesaria para asumir las responsabilidades asignadas.
4. El liderazgo eficiente tiene gran valor en Narcóticos Anónimos. Las cualidades de liderazgo deben tomarse en cuenta cuidadosamente al elegir servidores de confianza.
5. Se debe definir claramente un punto único de decisión y rendición de cuentas para cada responsabilidad asignada a la estructura de servicio.
6. La conciencia de grupo es el medio espiritual mediante el cual invitamos a que un Dios bondadoso influya en nuestras decisiones.
7. Todos los miembros de un organismo de servicio asumen una responsabilidad importante por las decisiones del mismo y se les debe permitir participar plenamente en el proceso de toma de decisiones.
8. Nuestra estructura de servicio depende de la integridad y eficacia de nuestras comunicaciones.
9. Todos los elementos de nuestra estructura de servicio tienen la responsabilidad de considerar detenidamente todos los puntos de vista en el proceso de toma de decisiones.
10. Cualquier miembro de un organismo de servicio puede pedirle a éste la reparación de un agravio sin temor a represalias.
11. Los fondos de NA deben usarse para fomentar nuestro propósito primordial y administrarse responsablemente.
12. De acuerdo con la naturaleza espiritual de Narcóticos Anónimos, nuestra estructura debe ser siempre de servicio, nunca de gobierno.

Primer Concepto

Para cumplir con el propósito primordial de nuestra confraternidad, los grupos de NA se han unido para crear una estructura de servicio que desarrolle, coordine y mantenga servicios en nombre de NA en su conjunto.

El propósito primordial de nuestra confraternidad es llevar el mensaje que dice que «un adicto, cualquier adicto, puede dejar de consumir drogas, perder el deseo de consumirlas y descubrir una nueva forma de vida.» El medio principal para llevar ese mensaje de un adicto a otro son las reuniones. Estas miles de reuniones diarias de recuperación que celebran los diferentes grupos de NA alrededor del mundo son el servicio más importante que ofrece nuestra confraternidad.

Si bien es cierto que las reuniones de recuperación son el servicio más importante de NA, no son el único medio que tenemos para cumplir con nuestro propósito primordial. Hay otros servicios de NA que atraen al adicto que todavía sufre a nuestras reuniones, que llevan nuestro mensaje a los adictos internados en instituciones, que ponen al alcance de toda nuestra literatura de recuperación y dan la oportunidad a los grupos de que compartan entre sí sus experiencias. Ninguno de estos servicios, por sí solo, iguala el valor de las reuniones de recuperación del grupo para llevar nuestro mensaje; pero cada uno desempeña un papel indispensable en el programa general concebido por la Confraternidad de NA para cumplir con su propósito primordial.

Juntos podemos hacer lo que no podemos lograr por separado. Esto es válido tanto en nuestra recuperación personal como en nuestros servicios. En las comunidades de NA nuevas, los grupos, además de sus reuniones, suelen prestar servicios básicos. Pero para ofrecer toda la gama de servicios de NA —líneas telefónicas, paneles de HeI, trabajo de información pública, asistencia a grupos alejados y el resto de actividades— por lo general hace falta más gente y más dinero de lo que un solo grupo puede reunir por su cuenta. El grado de organización necesario para asumir tales responsabilidades desviaría a la mayoría de los grupos de su misión: llevar el mensaje en las reuniones. Y la falta de coordinación entre los grupos que ofrecieran diversos servicios por su cuenta traería aparejada la repetición de trabajos, la confusión y el derroche de recursos. Por estas razones, la mayoría de los grupos no asumen solos estas responsabilidades.

¿Cómo pueden entonces los grupos de NA garantizar el cumplimiento de estos servicios? Lo hacen combinando sus recursos, uniéndose para crear una estructura que desarrolle, coordine y mantenga dichos servicios en su nombre, de modo que queden libres para asumir su responsabilidad primordial.

Segundo Concepto

Los grupos de NA poseen la responsabilidad y autoridad finales de los servicios de NA. La estructura de servicio de NA ha sido creada por los grupos para atender sus propias necesidades comunes. Las juntas y comités de servicios de nuestra confraternidad existen para ayudar a los grupos a compartir sus experiencias entre sí, proporcionarles herramientas que los ayuden a funcionar mejor, atraer miembros nuevos a las reuniones de recuperación y llevar el mensaje de NA más lejos de lo que un solo grupo podría hacer por su cuenta. Como son los grupos los que han creado la estructura de servicio, tienen la autoridad final sobre todos sus asuntos. Por la misma razón, los grupos también tienen la responsabilidad final de apoyar todas sus actividades. Los dos van de la mano.

De manera ideal, la responsabilidad y la autoridad son las dos caras de la misma moneda; el ejercicio de una implica también el ejercicio de la otra. Cuando nuestros grupos aportan los recursos necesarios para llevar a cabo los servicios de NA (conciencia, ideas, gente y dinero), también marcan la orientación de la estructura de servicio. Veamos algunos ejemplos del funcionamiento de este principio.

El recurso más importante que un grupo de NA puede brindar a la estructura de servicio es casi exclusivamente espiritual: sus ideas y su conciencia. Sin la voz de los grupos, la estructura de servicio a lo mejor no sabe qué tipos de servicios hacen falta o si los que se prestan son los que los grupos desean. Los grupos proporcionan las ideas y la orientación necesarias para guiar a la estructura de servicio en el cumplimiento de sus responsabilidades. Al expresar sus necesidades e inquietudes, también ejercen su autoridad sobre la estructura de servicio que han creado.

Las personas que dedican su tiempo al trabajo de servicio son un recurso fundamental; sin ellas, nuestras juntas y comités no existirían, y mucho menos funcionarían. La responsabilidad del grupo para con la estructura de servicio es elegir un representante que sirva de la mejor manera posible tanto a los intereses del grupo como a los del conjunto de la Confraternidad de NA. Al elegir cuidadosamente un RSG y ofrecerle con regularidad apoyo y orientación, el grupo ejerce su capacidad de influir en los servicios de NA, directa e indirectamente. Al escoger un RSG capacitado y después mandarlo a servir en nombre del grupo, éste cumple con gran parte de su responsabilidad y autoridad de los servicios de NA.

Hace falta dinero para realizar los servicios de NA. Sin él, nuestros teléfonos no funcionarían, las listas de nuestras reuniones no se imprimirían, no habría literatura de NA para distribuir, en nuestros paneles de HeI no habría folletos y los servidores de información pública no podrían entregar a la comunidad material impreso sobre nuestra confraternidad.

En el Undécimo Concepto ampliaremos la información sobre el uso del dinero para cumplir con nuestro propósito primordial. Sin embargo, el mensaje del Segundo Concepto con respecto al dinero es sencillo: como los grupos han creado la estructura de servicio para desempeñar ciertas tareas, son ellos los responsables de aportar los fondos necesarios.

Hasta ahora, hemos visto lo que el Segundo Concepto dice a los grupos de NA, pero este concepto también se dirige a la estructura de servicio. Los grupos, directa o indirectamente, han creado todas y cada una de las juntas y comités de servicio. Son ellos los que, directa o indirectamente, aportan los recursos que dichas juntas y comités emplean. Han creado la estructura de servicio como un medio a través del cual puedan cumplir mejor, y juntos, con el propósito primordial de nuestra confraternidad. Por lo tanto, la estructura de servicio debe tener en cuenta, en todos sus asuntos y en todos sus elementos, las necesidades y deseos de los grupos. Se puede ver este concepto como la forma que tienen los grupos de decir a la estructura de servicio de NA: «Sean responsables con los recursos espirituales, personales y financieros que hemos puesto en sus manos. Pídannos consejo, no pasen por alto nuestra orientación».

Los grupos de NA tienen la autoridad final sobre todas las cuestiones de servicio de nuestra confraternidad y deben ser consultados como rutina con respecto a todos los asuntos que los afecten directamente. Por ejemplo, las propuestas para cambiar los Doce Pasos, las Doce Tradiciones, el nombre, la naturaleza o el propósito de NA deben ser aprobadas directamente por los grupos. En cambio, si algo va mal en la estructura de servicio, los grupos de NA son los responsables de tomar las medidas necesarias para contribuir a solucionar el problema. Nuestra experiencia nos demuestra que las medidas radicales, tomadas de prisa, no son beneficiosas ni para los grupos ni para nuestros servicios. Como los cambios raramente suceden de la noche a la mañana, puede que haga falta paciencia y aceptación. No obstante, el ejercicio de la autoridad final de los servicios de NA, un elemento vital del sistema de servicio establecido por nuestra confraternidad, es tanto el derecho como la responsabilidad de los grupos.

Tercer Concepto

Los grupos de NA delegan en la estructura de servicio la autoridad necesaria para asumir las responsabilidades asignadas. Los grupos de NA poseen la responsabilidad y autoridad finales de la estructura de servicio que han creado. Sin embargo, si tuvieran que involucrarse directamente para tomar las decisiones de todas nuestras juntas y comités de servicio, les quedaría muy poco tiempo y energía para llevar el mensaje de recuperación en sus reuniones. Por esta razón, confían la autoridad de tomar las decisiones necesarias para llevar a cabo las tareas asignadas a la estructura de servicio. 

La delegación de autoridad da mucha libertad tanto a nuestros grupos como a nuestros servicios. Las decisiones de servicio que no afectan directamente a los grupos pueden tomarse con más agilidad; las tareas ligadas a nuestras líneas telefónicas, paneles de HeI, información pública y los proyectos de creación de literatura pueden desarrollarse más rápidamente para servir al propósito primordial de NA. Y nuestros grupos, que no tienen que ratificar todas las decisiones tomadas en su nombre en cada uno de los niveles de servicio, pueden dedicar toda su atención a llevar el mensaje de NA en sus reuniones.

Solemos usar mociones y pautas de orientación para que nos ayuden a aplicar el Tercer Concepto. Describimos claramente cada tarea que queremos llevar a cabo y el tipo de autoridad que delegamos en aquellos que se ocuparán de efectuarla. Sin embargo, ni el conjunto de pautas más exhaustivo puede contemplar todas las eventualidades. Nuestros servidores de confianza nos serán más útiles si les damos la libertad de ejercer lo mejor posible su criterio para cumplir con las responsabilidades que les hemos asignado. Nuestros servicios seguirán siendo directamente responsables ante aquellos a quienes sirven, aunque también hay que concederles un grado razonable de facultades discrecionales para el cumplimiento de sus deberes. Un grupo, junta o comité de servicio debería consultar su propia conciencia para llegar a un acuerdo sobre la mejor forma de aplicar este concepto.

A veces tenemos miedo de que al delegar perdamos el control sobre nuestros servicios. Los primeros tres conceptos, en conjunto, han sido diseñados para ayudarnos a mantener la responsabilidad de nuestra estructura sin atarles las manos a nuestros servidores de confianza.

El Tercer Concepto anima a los grupos a centrarse en sus propias responsabilidades y, al mismo tiempo, garantiza que la estructura de servicio tenga la autoridad necesaria para cumplir con otros servicios de NA importantes. Nuestros Doce Conceptos no piden a los grupos que renuncien a su autoridad y dejen que la estructura de servicio haga lo que quiera. Los grupos, después de todo, son los que han creado dicha estructura para que actúe en su nombre y bajo su dirección. Y se alienta a que ejerzan su autoridad final en cuestiones de servicio cuando es necesario que lo hagan. Sin embargo, en los asuntos cotidianos, los grupos depositan en nuestras juntas y comités de servicio la autoridad necesaria para hacer el trabajo que les ha sido asignado.

Delegar autoridad puede ser un asunto arriesgado a no ser que lo hagamos con responsabilidad. Para que el Tercer Concepto funcione, también hay que aplicar coherentemente otros conceptos. Lo más importante es que pongamos especial cuidado cuando elegimos servidores dignos de confianza. Si somos responsables, no podemos delegar la autoridad en personas básicamente incapaces de administrarla ni en quienes no estén dispuestos a rendir cuentas de todos sus actos. Pero si seleccionamos cuidadosamente a nuestros líderes, escogiendo a aquellos a quienes podemos confiarle la responsabilidad de ejercer la autoridad delegada para realizar las tareas que les hemos asignado, nos sentiremos mucho más cómodos con la idea de delegar.

Cuando les damos un trabajo a nuestros servidores de confianza, debemos describir adecuadamente en qué consiste la tarea que queremos que hagan, además de brindarles todo el apoyo necesario para que puedan acabarla. Después, cuando ya les hemos dado instrucciones y apoyo, delegamos en ellos la autoridad necesaria para tomar las decisiones vinculadas al trabajo asignado. Si nuestros grupos delegan suficiente autoridad en la estructura de servicio, no hace falta que pierdan tiempo con las exigencias de tomar todas las decisiones de cada uno de los niveles de servicio, así nuestro propósito primordial puede atenderse con la máxima dedicación posible.

Con el Tercer Concepto en el sitio debido, nuestros grupos son libres de organizar sus reuniones de recuperación y de llevar directamente el mensaje de NA al adicto que aún sufre, con la confianza de que la estructura de servicio que han creado tiene la autoridad necesaria para tomar las decisiones vinculadas con el cumplimiento de sus responsabilidades.

Cuarto Concepto

El liderazgo eficiente tiene gran valor en Narcóticos Anónimos. Las cualidades de liderazgo deben tomarse en cuenta cuidadosamente al elegir servidores de confianza.

La confianza necesaria para delegar con seguridad la autoridad de servicio se basa en la selección cuidadosa de los servidores de confianza. En los siguientes párrafos destacamos una serie de cualidades para tener en cuenta al elegir a nuestros servidores de confianza. Ningún líder será un ejemplo de todas estas cualidades juntas; son el ideal de un liderazgo eficiente al que aspiran todos los servidores de confianza. Cuanto más consideremos estas cualidades al seleccionar los líderes de NA, mejores serán nuestros servicios.

Los antecedentes personales y la calificación profesional o educativa, aunque útiles, no necesariamente producen un liderazgo eficiente. Después de todo, al seleccionar servidores depositamos nuestra confianza en la persona en su totalidad, no sólo en su capacidad. Y una de las primeras cosas que buscamos al elegir servidores de confianza es la humildad. Es una experiencia de humildad que a un adicto en recuperación se le pida liderar, servir y aceptar responsabilidades.

Mediante el trabajo constante de los Doce Pasos, nuestros servidores de confianza han llegado a conocer no sólo sus virtudes sino también sus defectos y limitaciones.

Como los conocen, han accedido a servir a nuestra confraternidad lo mejor que pueden, con la ayuda de Dios. Los buenos líderes de NA no piensan que tienen que hacerlo todo ellos; piden ayuda, consejo y orientación con regularidad. Los líderes de nuestra confraternidad no tienen que ser dictadores ni jefes, sino nuestros servidores. El liderazgo capaz ejercido con espíritu de servicio no funciona por medio del mandato arrogante ni las exigencias de conformidad, sino a través del ejemplo y la invitación al respeto. Y nada nos invita a respetar más a nuestros servidores de confianza que la clara evidencia de su humildad.

La capacidad de liderazgo demuestra la amplia gama de características personales ligadas a un despertar espiritual. Dependemos de quienes nos sirven para que nos informen de sus actividades de forma completa y fiable. Nuestros líderes deben tener la integridad necesaria para escuchar bien a los demás, pero al mismo tiempo deben saber mantenerse firmes ante principios sólidos; transigir y disentir sin ser desagradables; demostrar la valentía de sus convicciones y saber rendirse.

Buscamos servidores de confianza dispuestos a emplear su tiempo y energía en el servicio diligente a los demás, estudiar los materiales de servicio disponibles, consultar a quienes tienen mayor experiencia en su esfera de responsabilidad y cumplir cuidadosamente con las tareas encomendadas de la forma más completa posible. La honestidad, la receptividad y la buena voluntad, indispensables en recuperación, también son esenciales en el liderazgo.

Cualquier miembro de NA puede ser líder, y todos los miembros de NA tienen derecho a servir a la confraternidad. El liderazgo eficiente no sólo sabe cómo servir, sino también cuándo es más útil apartarse y dejar que otros se hagan cargo. Una burocracia arraigada inhibe el crecimiento de nuestra confraternidad, mientras que la llegada de nuevos líderes, equilibrada por la continuidad, lo estimula. Un líder eficiente, para ocuparse de la distinción entre principios y personalidades, también reconoce la importancia de respetar la práctica de la rotación.

En algunos puestos, los servidores de confianza necesitan determinados conocimientos para poder actuar como líderes eficientes. La capacidad de saber comunicarse puede ayudarles a compartir información e ideas, tanto en el trabajo de comité como en el de informar a aquellos a quienes sirven. El talento organizativo los ayuda a mantener la sencillez en las pequeñas responsabilidades de servicio e incluso en el cumplimiento de tareas complejas. Los líderes capaces de discernir adónde nos llevarán las medidas que tomemos hoy y de darnos la orientación necesaria para prepararnos para las demandas del mañana son buenos servidores de Narcóticos Anónimos.

Ciertas experiencias profesionales, laborales, personales y de servicio pueden hacer que un adicto se adapte mejor a un tipo de compromiso de servicio que a otro.  Nos hacemos un flaco favor a nosotros mismos, a nuestra confraternidad y a nuestros servidores de confianza cuando pedimos a nuestros miembros que desempeñen tareas para las cuales no están capacitados.

Si consideramos cuidadosamente las cualidades de liderazgo de aquéllos a quienes les pedimos servir, podemos darles con confianza el espacio que necesitan para ejercer dichas cualidades en nombre nuestro. Podemos darles a los líderes eficientes la libertad de servir, especialmente cuando demuestran que son responsables ante nosotros, que nos informan con regularidad de su trabajo y nos piden, si es necesario, orientación adicional. Es cierto que nuestros líderes no son más que servidores de confianza, no gobiernan; sin embargo también esperamos que nos guíen. Si los elegimos con cuidado, podemos dejar que lo hagan con toda confianza.

El liderazgo eficiente es altamente valorado en NA, y el Cuarto Concepto habla de las cualidades que deberíamos tener en cuenta cuando seleccionamos a nuestros líderes. Sin embargo, debemos recordar que para el cumplimiento de muchas responsabilidades de servicio sólo hace falta la buena voluntad de servir. Aunque otras responsabilidades requieran ciertos conocimientos específicos, su cumplimiento depende mucho más de la madurez espiritual e integridad personal del servidor de confianza. La buena voluntad, la profundidad espiritual y la fiabilidad son manifestaciones sólidas del tipo de liderazgo que más se valora en Narcóticos Anónimos.

También debemos recordar que los líderes de NA no son sólo aquéllos que votamos para ocupar un puesto. En Narcóticos Anónimos, las oportunidades de servicio desinteresado surgen dondequiera que miremos. Los miembros de NA ejercen el liderazgo personal ayudando a limpiar después de las reuniones, esforzándose especialmente por dar la bienvenida a los recién llegados a nuestra confraternidad y de muchas otras formas. Como adictos en recuperación, cualquiera de nosotros puede desempeñar el papel de líder, sólo se trata de ser un sólido ejemplo de servicio a nuestra confraternidad. Este modesto espíritu de servicio a los demás es la base de nuestro Cuarto Concepto y del liderazgo de NA en sí.

Quinto Concepto

  Se debe definir claramente un punto único de decisión y rendición de cuentas para cada responsabilidad asignada a la estructura de servicio.

La clave para aplicar el Quinto Concepto está en definir qué tarea debe hacerse y la forma más fácil de aplicarlo es hacerlo desde el principio. Cuando creamos una tarea de servicio por primera vez, debemos examinar qué tipo de autoridad debemos delegar para que se realice esa tarea y qué tipo de rendición de cuentas les pediremos a aquéllos a quienes les asignamos la tarea. Después, se debe designar a un servidor de confianza, una junta o un comité de servicio en concreto como punto único de decisión y rendición de cuentas de dicha tarea. Este sencillo principio se aplica a todos los servicios prestados en Narcóticos Anónimos, desde el grupo hasta nuestros servicios mundiales.

  Cuando decidimos que hay que hacer determinada tarea de servicio, y decimos con claridad qué servidor de confianza, junta o comité de servicio debe efectuarla, evitamos confusiones innecesarias. De esta forma, no tenemos dos comités tratando de hacer lo mismo, repitiendo el trabajo o disputándose la autoridad. Los informes del proyecto proceden de un solo punto de decisión y proporcionan la mejor información disponible. La responsabilidad de servicio asignada puede asumirse rápida y directamente porque no hay duda de quién es el responsable.

Y si surgen problemas con un proyecto, sabemos exactamente adonde recurrir para corregirlos.

Hacemos bien en especificar claramente a quién se le da la autoridad de cada responsabilidad de servicio.

El punto único de decisión que definimos para cada responsabilidad de servicio también es el punto único de rendición de cuentas. Como ya hemos visto en el Cuarto Concepto, y como ampliaremos en el Octavo, rendir cuentas es una característica esencial de la forma de servicio de NA. Cuando les damos a nuestros servidores de confianza la responsabilidad de determinada tarea, también los hacemos responsables de la autoridad que hemos delegado en ellos. Esperamos que sean accesibles, que nos informen de sus progresos y nos consulten sobre sus responsabilidades constantemente.

Pedir que se rindan cuentas no significa que delegamos la autoridad para recuperarla enseguida, sino que queremos que nos informen de las decisiones que nuestros servidores de confianza van estudiando a medida que efectúan las tareas que les hemos asignado. Queremos tener la oportunidad de influir en esas decisiones, especialmente si nos afectan directamente. Y queremos estar al corriente de cada responsabilidad que hemos asignado a la estructura de servicio, de modo que si algo va mal podamos participar en corregirlo.

El Quinto Concepto nos ayuda a delegar responsablemente nuestra autoridad sobre los servicios de NA. Al ponerlo en práctica, establecemos un contrato sencillo y franco con nuestros servidores de confianza. Saben desde el principio qué les pedimos, qué decisiones esperamos que tomen y hasta qué punto tendrán que darnos cuenta del trabajo de servicio que hacen en nombre nuestro. La práctica del Quinto Concepto no es una tarea que deba tomarse a la ligera.

Nos exige examinar cuidadosamente el trabajo de servicio que queremos que se haga; designar con claridad quién debe hacerlo; delegar la autoridad para hacerlo y pedir cuentas de esas tareas. Cuesta mucho aplicar a conciencia el Quinto Concepto, pero el esfuerzo vale la pena.

Sexto Concepto

La conciencia de grupo es el medio espiritual mediante el cual invitamos a que un Dios bondadoso influya en nuestras decisiones.

La conciencia es una facultad esencialmente espiritual. Es nuestro sentido innato del bien y el mal, una brújula interna que cada uno puede consultar en sus reflexiones personales sobre la mejor forma de proceder. Nuestro Texto Básico se refiere a la conciencia como una de esas «funciones mentales y espirituales más elevadas seriamente afectadas por nuestro consumo de drogas». Mediante la aplicación de los pasos, intentamos revivirla y aprender a ejercitarla. A medida que vamos aplicando con constancia los principios espirituales en nuestra vida, nuestras decisiones y acciones están cada vez menos motivadas por el interés personal y más por lo que nuestra conciencia nos dice que está bien y es correcto.

Cuando los adictos, cuyas respectivas conciencias se han despertado en el transcurso del trabajo de los pasos, se reúnen para examinar cuestiones de servicio, tanto en su grupo de NA como en una reunión de un comité de servicio, están preparados para participar en el desarrollo de una conciencia de grupo. El ejercicio de la conciencia de grupo es el acto por medio del cual nuestros miembros utilizan el despertar espiritual de nuestros Doce Pasos directamente para resolver cuestiones que afectan a NA. Por lo tanto, es un tema que exige nuestra más atenta consideración.

El desarrollo de una conciencia de grupo es parte indispensable del proceso de toma de decisiones de Narcóticos Anónimos; sin embargo, la conciencia de grupo no es el mecanismo de toma de decisiones en sí. Para aclarar la diferencia entre ambos, examinemos nuestra vida personal. La gente cuya vida gira en torno a la espiritualidad, por lo general reza y medita antes de tomar decisiones importantes. Primero, recurrimos a nuestra fuente de fortaleza y sabiduría espiritual; después, trazamos nuestro curso de acción. Si cada vez que tomamos una decisión automáticamente afirmamos que Dios nos guía, lo hayamos invitado o no a influir sobre nosotros antes de tomarla, sólo nos engañamos a nosotros mismos. Lo mismo es válido para la conciencia de grupo y la toma de decisiones colectivas.

Desarrollar una conciencia colectiva nos brinda la orientación espiritual que necesitamos para tomar decisiones de servicio. Recitamos una oración o meditamos juntos, compartimos los unos con los otros, tenemos en cuenta nuestras tradiciones y buscamos la orientación de un Poder Superior.

Nuestros grupos, juntas y comités de servicio a menudo usan el voto como una herramienta tosca para traducir esa orientación espiritual en términos claros y concretos. A veces, sin embargo, no hace falta votar; tras unas discusiones cuidadosas y atentas, queda perfectamente claro lo que nuestra conciencia colectiva quiere que hagamos en determinada situación de servicio. Así como procuramos la unidad espiritual más sólida posible en Narcóticos Anónimos, también buscamos la unanimidad cuando tomamos decisiones, no una mera mayoría de votos. Cuanto más cuidadosos seamos en nuestras discusiones, más probabilidades tendremos de llegar a la unanimidad y no hará falta ninguna votación para transformar nuestra conciencia de grupo en una decisión colectiva.

Cuando tomamos decisiones de servicio específicas, el voto o el consenso quizás sirvan como unidad de medida de nuestra conciencia de grupo. Sin embargo, se puede ver la conciencia de grupo en todos los aspectos de nuestra confraternidad, no sólo en el proceso de toma de decisiones. El proceso de inventario de grupo es un ejemplo ilustrativo. Cuando los miembros de un grupo de NA se reúnen para examinar si el grupo cumple eficientemente su propósito primordial, cada integrante consulta su propia conciencia en relación con su papel personal en la vida del grupo. Luego, se consideran las inquietudes del grupo en su conjunto de la misma forma.

Es posible que una sesión de inventario de grupo no produzca ninguna decisión de servicio en concreto. Pero sin duda producirá entre los miembros una mayor sensibilidad espiritual, tanto frente a las necesidades del adicto que todavía sufre como de los compañeros del grupo.

Otro ejemplo de desarrollo de conciencia de grupo, sin que produzca una decisión relacionada con el servicio y con el que todos nos podemos identificar, se puede encontrar todos los días de la semana en nuestras reuniones de recuperación. Muchas veces vamos a una reunión de NA con un problema personal, buscando consuelo, apoyo y orientación en la experiencia de otros adictos en recuperación. Los compañeros, cada uno con su personalidad, origen y necesidades individuales, hablan entre sí —y con nosotros— del despertar espiritual que han descubierto al aplicar los Doce Pasos en su vida. De la diversidad del grupo surge un mensaje en común, un mensaje que se puede aplicar a nuestra propia vida: el mensaje de recuperación. En este mensaje descubrimos «el valor terapéutico de un adicto que ayuda a otro».

También vemos en este mensaje la conciencia de grupo, aplicada no a una cuestión de servicio, sino a nuestro crecimiento espiritual.

La conciencia de grupo es el medio a través del cual pedimos colectivamente la orientación permanente de un Poder Superior al tomar decisiones. Aplicamos el Sexto Concepto cuando luchamos por nuestra recuperación personal, buscando ese despertar espiritual continuo que nos permita aplicar los principios de este programa en todos los aspectos de nuestra vida, incluidos los de servicio. Aplicamos el Sexto Concepto cuando escuchamos no sólo las palabras que dicen nuestros compañeros, sino el espíritu que hay detrás de ellas. Aplicamos el Sexto Concepto cuando aspiramos a hacer la voluntad de Dios, no la nuestra, y ser útiles a los demás, no a nosotros mismos, en nuestras decisiones de servicio. Aplicamos el Sexto Concepto en nuestros grupos, juntas y comités de servicio cuando invitamos a un Dios bondadoso a influir en nosotros antes de tomar decisiones relacionadas con el servicio.

Séptimo Concepto

Todos los miembros de un organismo de servicio asumen una responsabilidad importante por las decisiones del mismo y se les debe permitir participar plenamente en el proceso de toma de decisiones.

El Séptimo Concepto es una manera de aplicar el principio de conciencia de grupo a un entorno de servicio. Sugiere que cada organismo de servicio anime a todos sus miembros a participar en el proceso de toma de decisiones. Al reunir diferentes puntos de vista, damos a nuestros organismos de servicio la oportunidad de desarrollar una conciencia de grupo completamente informada y equilibrada que le permita tomar decisiones sensatas y sensibles.

Nuestras juntas y comités de servicio representan un amplio espectro de puntos de vista y experiencias de NA. La contribución de cada participante en el proceso de toma de decisiones es importante. Determinar la participación en el grupo es bastante sencillo: si uno es miembro de un grupo puede participar plenamente en el proceso de toma de decisiones del mismo.

Determinar la participación en el proceso de toma de decisiones de la mayoría de las juntas y comités de servicio es un poco más complicado, pero se aplican los mismos principios básicos.

La conciencia individual libremente expresada es el elemento esencial de la conciencia de grupo a todos los niveles.

El servicio de NA es un trabajo en equipo. Nuestros representantes de servicio son responsables ante la Confraternidad de NA en conjunto, más que ante el grupo de personas a quienes representan; lo mismo que todos los otros servidores de confianza del equipo. La participación plena de cada integrante del equipo es muy valiosa, puesto que intentamos expresar la conciencia colectiva del conjunto de los miembros.

No hay reglas fijas sobre cómo aplicar el concepto de participación en cada situación. Cada organismo de servicio decide estas cosas por sí mismo en un ambiente de cariño, respeto mutuo y debate franco y abierto. En los asuntos de importancia que afectan a los grupos, un organismo de servicio les pedirá orientación directamente. En la gran mayoría de los casos, sin embargo, el organismo de servicio pondrá en práctica la autoridad delegada para cumplir con las responsabilidades que los grupos le han asignado y se ocupará de ellas en el transcurso de sus reuniones habituales de servicio.

El principio espiritual del anonimato es la base del Séptimo Concepto. Este principio indica a nuestra confraternidad que tienda a nivelar la importancia relativa del individuo como participante en los servicios de NA. El Séptimo Concepto, con su énfasis en igualar el peso relativo de cada voz del equipo, pone en práctica el principio espiritual de anonimato. Puede que no todos participemos en cada decisión que toma nuestra confraternidad, pero todos tenemos derecho a participar plena e igualitariamente en los procesos de toma de decisiones de los organismos de los que somos miembros.

Octavo Concepto

Nuestra estructura de servicio depende de la integridad y eficacia de nuestras comunicaciones.

La estructura de servicio de nuestra confraternidad se basa en la unidad de nuestros grupos; para mantenerla, debemos tener una comunicación regular en toda la Confraternidad de Narcóticos Anónimos. Nuestros grupos, juntos, han creado una estructura de servicio que satisfaga sus necesidades comunes y los ayude a cumplir con su propósito común. La eficiencia de la estructura de servicio depende de la unidad continua de los grupos de NA, así como de su apoyo y orientación constantes, y esto sólo se puede mantener en un ambiente de comunicación franca, abierta y directa entre todas las partes implicadas.

La comunicación regular tiene un papel importante en el cumplimiento de la responsabilidad y autoridad finales de los servicios de NA. Los grupos, a través de sus RSG, informan regularmente a la estructura de servicio de sus logros, necesidades, ideas y de su conciencia.

Estos informes, en conjunto, son una guía clara para que nuestras juntas y comités de servicio puedan ser útiles a NA en su totalidad. Cuando los grupos reciben información completa y precisa de todos los elementos de la estructura de servicio, se familiarizan con el esquema habitual de actividad. Pueden entonces reconocer si algo va mal en una de las juntas o comités de servicio y están en una mejor posición para saber cómo contribuir a corregir el problema.

Además, si saben qué tipo de recursos hacen falta para llevar a cabo nuestras tareas de servicio, es muy probable que brinden el apoyo adecuado a nuestra estructura de servicio.

Una comunicación clara, frecuente de ida y vuelta es un requisito esencial para la delegación.

Cuando nuestros grupos piden a la estructura de servicio que atienda ciertas responsabilidades en nuestro nombre, delegamos en ella la autoridad necesaria para tomar las decisiones vinculadas a dichas responsabilidades. Necesitamos poder confiar en nuestros servidores para delegarles con entera confianza ese grado de autoridad. Este tipo de confianza depende, en gran medida, de una comunicación continua. Siempre que nuestras juntas y comités de servicio hagan informes completos y sinceros de sus actividades con regularidad, podemos tener la certeza de que hemos delegado nuestra autoridad acertadamente.

La comunicación franca y abierta es un elemento fundamental del liderazgo eficiente. Los servidores de confianza deben escuchar atentamente a su confraternidad para conocer mejor las ideas, deseos, necesidades y la conciencia de aquellos a quienes sirven. Los líderes de NA, para dar a los grupos la información que éstos necesitan para guiar y apoyar a nuestros servicios,distribuyen con regularidad informes completos y claros. No nos interesa que nuestros servidores de confianza nos inunden constantemente con todos los hechos y cifras posibles, sino que esperamos que nos proporcionen información completa sobre todas sus actividades y discusiones si se la pedimos. Los servidores de confianza, al comunicarse con aquellos a quienes sirven, demuestran una actitud abierta, amplia y receptiva a que influyamos sobre ellos.

Semejante apertura y franqueza pueden resultar incómodas, pero son fundamentales para mantener la integridad de nuestros servicios.

Por último, la comunicación detallada y frecuente es esencial para el desarrollo de la conciencia de grupo, el medio espiritual a través del cual invitamos a un Dios bondadoso a influir en nuestra toma de decisiones colectiva. Las comunicaciones deben ser honestas y directas para desarrollar la conciencia de grupo. Si no se tiene un panorama completo, desde todos los ángulos, nuestros grupos, juntas y comités de servicio no pueden elaborar una conciencia de grupo informada.

Cuando nos reunimos para considerar asuntos de servicio, compartimos ideas e información entre todos y decimos con franqueza lo que pensamos y sentimos sobre la cuestión que estamos tratando. Nos escuchamos mutuamente con atención y consideramos con cuidado la información y los razonamientos que recibimos; consultamos la cuestión con nuestra conciencia personal y, entonces, tomamos una decisión. Una conciencia alimentada por la ignorancia es ineficaz, incapaz de brindar una orientación fiable. Una conciencia eficaz sólo puede desarrollarse en un ambiente de comunicación abierta y regular entre todas las partes implicadas.

El objetivo de nuestros servicios es ayudar a la confraternidad a cumplir su propósito primordial: llevar el mensaje al adicto que todavía sufre. La comunicación franca, abierta y directa es fundamental tanto para la integridad como para la eficiencia de la estructura de servicio de NA. La unidad, la responsabilidad y autoridad del grupo, la delegación, el liderazgo, la rendición de cuentas, la conciencia de grupo, la participación... todo esto depende de la buena comunicación entre los distintos elementos de la Confraternidad de NA. Nuestros grupos y nuestros servicios, con una comunicación habitual de ida y vuelta, están en buena posición para defender los ideales y cumplir las responsabilidades descritas en nuestros Doce Conceptos.

Noveno Concepto.

Todos los elementos de nuestra estructura de servicio tienen la responsabilidad de considerar detenidamente todos los puntos de vista en el proceso de toma de decisiones.

Es fácil discutir las cosas con los que están de acuerdo con nosotros, pero en recuperación hemos aprendido que nuestras mejores ideas no siempre nos ofrecen la mejor guía posible. Nos han enseñado que antes de tomar decisiones importantes debemos comparar nuestra opinión con las ideas de los demás. Nuestra experiencia nos ha demostrado que las ideas de quienes no están de acuerdo con nosotros, a menudo son las que más necesitamos oír. El Noveno Concepto pone en funcionamiento este aspecto de nuestra experiencia de recuperación en un ambiente de servicio. Cuando tomamos una decisión, nuestros grupos, juntas y comités de servicio deben pedir activamente todos los puntos de vista disponibles. 

Una conciencia de grupo efectiva es una conciencia de grupo completamente informada. El Noveno Concepto es una herramienta que usamos para que nos ayude a asegurarnos de que nuestra conciencia de grupo sea lo más informada posible. En una discusión, es tentador no hacer caso de los miembros que están en desacuerdo, especialmente si la amplia mayoría de los miembros piensa lo mismo. Sin embargo, muchas veces la voz solitaria, la que ofrece un enfoque nuevo de las cosas, es la que nos salva de decisiones precipitadas o mal informadas.  En Narcóticos Anónimos, nos animan a respetar esa voz solitaria, a protegerla, a buscarla incluso, porque sin ella sin duda se resentirían nuestras decisiones de servicio.

El Noveno Concepto también nos anima, a título individual, a decir con franqueza lo que pensamos en las discusiones de los asuntos de servicio, incluso aunque la mayoría de los miembros piense de otra manera. No, este concepto no nos está diciendo que seamos los eternos opositores y pongamos objeciones a todo lo que acuerde la mayoría. Lo que sí dice, en cambio, es que seamos responsables de compartir lo que pensamos y creemos con nuestros compañeros, que expliquemos detenidamente nuestra posición y que escuchemos con igual cuidado las posiciones de los demás. Si tenemos el valor necesario para hablar con franqueza y al mismo tiempo nos respetamos los unos a los otros, podemos estar seguros de que estamos haciendo lo mejor para los intereses de la Confraternidad de NA. Si insistimos en discutir minuciosamente las cuestiones importantes, lo peor que puede pasar es que perdamos un poco de tiempo, y lo mejor, que protejamos a la confraternidad de tomar decisiones apresuradas o carentes de información.

Cuando un organismo de servicio está en el proceso de tomar una decisión, se puede poner en práctica el Noveno Concepto de diversas maneras. Si eres miembro de dicho organismo, lo único que tienes que hacer es levantar la mano y hablar. Si lo que quieres explicar es complejo, a lo mejor lo puedes hacer por escrito, así los otros miembros de la junta o el comité pueden estudiarlo con más cuidado.

Si no eres miembro de la unidad de servicio en cuestión, pero, como miembro de NA, igualmente quieres decir algo sobre un asunto de servicio, hay muchas vías para expresar tu posición. Puedes compartir tu parecer en la reunión de trabajo para asegurarte de que tus ideas se incluyan en el conjunto de la conciencia de grupo que guía a tu RSG cuando participa en las discusiones de servicio. Muchas juntas y comités de servicio reservan una parte de la orden del día para los foros abiertos, donde puedes hablar con franqueza ante el organismo de servicio.

Los boletines y revistas de la confraternidad, tanto locales como mundiales, suelen ofrecer espacio para que los miembros de NA compartan sus puntos de vista sobre cuestiones de servicio de actualidad. Seas miembro o no de un organismo de servicio, hay diversas formas de poner en práctica el Noveno Concepto.

Nuestro proceso de toma de decisiones no es perfecto. Muchos grupos, juntas y comités de servicio lo saben y valoran la posición de la minoría en todas las decisiones que toman. Siempre que se aprueba una moción sin el consentimiento unánime, los organismos de servicio suelen pedir a quienes han votado en contra que expliquen, en voz alta o por escrito, las razones que tuvieron. Si la decisión debe revisarse posteriormente, esas opiniones minoritarias pueden resultar de inestimable ayuda para trazar un nuevo rumbo en el servicio.

El Noveno Concepto nos anima a seguir consultando la conciencia de grupo, incluso aunque la decisión esté tomada. Si surgen discusiones sobre alguna cuestión ya decidida, el organismo de servicio está obligado a prestar atención a esas discusiones. Quizás, a partir de ellas, se decida entonces modificar una decisión tomada previamente. Pero si una decisión anterior es cuestionada y se presta atención a las discusiones, y a pesar de ello la decisión sigue en pie, ha llegado el momento de que todos acepten esa decisión y cooperen incondicionalmente con su puesta en práctica. El apoyo a medias o una resistencia abierta a una decisión va en contra de nuestros principios de rendición y aceptación. Tenemos que respetar las decisiones que se han tomado, reconsiderado y confirmado, y seguir adelante con el trabajo de servir a nuestra confraternidad.

Expresar al grupo la conciencia individual es la base de la conciencia de grupo. Sin este elemento, impedimos la orientación de un Dios bondadoso, nuestra autoridad fundamental.

  Cuando unos pocos ponen en tela de juicio una posición apoyada por muchos, nuestras juntas y comités de servicio deben tomar esas propuestas con gran respeto y consideración. La información y el criterio que nos brindan unos pocos quizás nos salven de cometer errores peligrosos; hasta pueden llevarnos a nuevos horizontes de servicio jamás soñados, donde podríamos cumplir con el propósito primordial de nuestra confraternidad mejor que nunca. Por el bien de nuestra confraternidad, y por el de los miembros que aún no han llegado, los grupos, juntas y comités de servicio siempre deben considerar detenidamente todos los puntos de vista en el proceso de toma de decisiones.

Décimo Concepto

Cualquier miembro de un organismo de servicio puede pedirle a éste la reparación de un agravio sin temor a represalias.

El Décimo concepto es la garantía de nuestra confraternidad de respetar al servidor de confianza. Tal vez este concepto parezca obvio, pero creemos tan firmemente en el principio que implica que queremos decirlo con toda claridad. Narcóticos Anónimos es una sociedad espiritual, con grandes ideales sobre cómo tratarnos los unos a los otros. Nuestros miembros, sin embargo, son humanos y a veces nos maltratamos entre nosotros. El Décimo Concepto es la promesa de nuestra asociación espiritual que dice que si uno de nosotros es tratado injustamente en el ámbito del servicio, el servidor de confianza agraviado puede pedir una rectificación.

Diversas circunstancias pueden requerir la aplicación del Décimo Concepto. Conocemos un caso de un miembro que presentó su candidatura para ocupar un puesto en el comité de servicio de su área. El miembro salió de la habitación para que el comité discutiera sus cualidades. Durante esa discusión, ciertos miembros del CSA hablaron mal sin fundamento de la reputación personal del candidato; como consecuencia, perdió la elección. Unos días más tarde, el individuo se enteró de que se había hablado sobre su vida personal y el efecto que esto había tenido en la elección. Se sintió herido y enojado, y decidió hablar con su padrino, hacer un inventario sobre su parte de responsabilidad en el asunto y rezar en busca de orientación.

Después de dar estos pasos, tuvo la certeza de que tenía derecho a pedir una reparación al CSA.

Escribió una carta en la que expresaba que creía que el CSA lo había tratado injustamente y pidió una nueva votación. Al mes siguiente, se leyó y se discutió la carta durante la sesión para compartir del comité. Los miembros, tras la oportunidad de hacer un examen de conciencia, reconocieron que habían hecho algo equivocado y accedieron a repetir la votación desacreditada.

La garantía del Décimo Concepto del derecho a pedir la reparación de un agravio personal tiene, en parte, el objetivo de proteger a aquellos que ejercen la responsabilidad del Noveno Concepto para que puedan hablar con franqueza en las discusiones de servicio. El Noveno y el Décimo Conceptos juntos favorecen un ambiente en el cual nuestros miembros se sientan libres de expresarse con franqueza sobre los asuntos que se tratan. Este ambiente abierto es fundamental para desarrollar una conciencia de grupo efectiva. Si los individuos, después de haber demostrado la valentía de sus convicciones, son objeto de represalias por parte de quienes no están de acuerdo con ellos, el Décimo Concepto les permite solicitar al organismo de servicio en cuestión que repare el agravio. De este modo, se garantiza el respeto de nuestra estructura de servicio por los derechos del miembro de NA. En una confraternidad como la nuestra, cuyo éxito se basa en el apoyo y la cooperación mutuos, es indispensable este tipo de respeto por el individuo.

Al miembro de un subcomité que ejerció las responsabilidades descritas en el Noveno Concepto y que se manifestó en contra de un proyecto propuesto por el coordinador delsubcomité le sucedió un caso de este tipo. Durante los meses siguientes, el coordinador dejó de mandarle las actas y los boletines del comité a dicho miembro, hasta dejó de informarle de la hora y el lugar de las futuras reuniones. El miembro se puso en contacto con el coordinador y le pidió que se solucionase el problema, a lo que éste se negó. Entonces el miembro decidió dirigirse al comité de servicio de área para que se reparara el agravio personal del que era objeto por parte del coordinador.

El Décimo Concepto es la garantía de nuestra confraternidad del respeto por el servidor de confianza. Si crees que han sido injustos contigo en tu participación en un organismo de servicio de NA y quieres aplicar el Décimo Concepto, habla de ello con tu padrino, haz un inventario de tu responsabilidad en la cuestión, reza y medita. Si, tras la reflexión, sigues creyendo que te han agraviado personalmente y que debes pedir una reparación, escribe una carta al organismo de servicio explicando la situación o comparte tu problema en la sesión para compartir de dicho organismo.

El organismo de servicio tiene entonces que tratar el tema y, si considera que se te ha tratado injustamente, decidir cómo hacer las enmiendas necesarias. Lo ideal sería que el Décimo Concepto tuviera que aplicarse poco en el servicio de NA. Sin embargo, si surge la necesidad, aquí lo tenemos, listo para poner en práctica los ideales espirituales de nuestra confraternidad.

Undécimo Concepto

Los fondos de NA deben usarse para fomentar nuestro propósito primordial y administrarse responsablemente.

Los miembros de NA alrededor del mundo contribuyen con dinero para ayudar a nuestra confraternidad a cumplir con su propósito primordial. Le corresponde a cada elemento de nuestra estructura de servicio usar esos fondos para llevar el mensaje de recuperación de NA lo más lejos posible. Para hacerlo, nuestros organismos de servicio deben administrar esos fondos responsablemente y rendir cuentas detalladas y exactas del uso que se ha hecho de dichos fondos a aquellos que los han aportado.

Los fondos de Narcóticos Anónimos deben usarse siempre para fomentar nuestro propósito primordial. El dinero se emplea para pagar los gastos de organización de las reuniones de recuperación de NA, para informar al público sobre nuestra confraternidad y para llegar a los adictos que no pueden acudir a las reuniones. Se usa para preparar, producir, traducir y distribuir nuestro mensaje de forma escrita y para reunir a nuestros miembros en una comunidad de servicio comprometida con el ideal de difundir nuestro mensaje alrededor del mundo a quienes lo necesitan. Todo esto se hace para respaldar nuestro objetivo espiritual: llevar el mensaje al adicto que todavía sufre.

No es fácil reunir los fondos para el servicio. Necesitamos todos los recursos económicos de los que dispone nuestra confraternidad para cumplir con nuestro propósito primordial. Nuestros grupos, juntas y comités de servicio deben hacer un uso prudente del dinero que les damos, negándose a gastarlo con ligereza o sin moderación. Nuestros servicios, teniendo en cuenta el propósito primordial de NA, deben evitar derrochar el dinero y usar los fondos que se les han dado para llevar nuestro mensaje de la forma más efectiva posible.

Una de las formas de aplicar el Undécimo Concepto es establecer con claridad las prioridades de gastos y cotejar cada gasto propuesto con la lista de prioridades. Muchos grupos, juntas y comités de servicio tienen más elementos en su lista de prioridades de lo que les permite su presupuesto. En ese caso, sólo se pueden financiar las prioridades más importantes.

El dinero es sólo uno de los recursos para los cuales debemos establecer las prioridades responsablemente. Aunque el Undécimo Concepto se refiere directamente al manejo de fondos, también tiene repercusiones en el manejo de todos nuestros recursos de servicio. La mayoría de los proyectos dependen tanto de las ideas, la información, la conciencia, el tiempo y la disponibilidad de los miembros como del dinero. Si tenemos los fondos necesarios para llevar a cabo un proyecto pero no disponemos de tiempo o de ideas, sería mejor que esperáramos a reunir todos los recursos necesarios antes de seguir adelante. Si no lo hacemos, habremos derrochado fondos de servicio de NA. Al planear y establecer las prioridades de las tareas de servicio de manera responsable, debemos considerar el panorama completo de recursos, no sólo el aspecto económico.

Al fijar las prioridades, quizás caigamos en la tentación de ver sólo nuestras necesidades, de aferrarnos con fuerza al dinero y gastarlo sólo en nuestros propios proyectos, olvidando que nuestro papel también consiste en aportar los fondos necesarios a todos los niveles de servicio.

Esa forma de pensar está en contradicción con el Undécimo Concepto. En lo alto de nuestra lista de prioridades debe estar el compromiso de fomentar los objetivos de NA en su conjunto.  Para que NA pueda prestar los servicios necesarios para seguir creciendo y cumplir con nuestro propósito primordial alrededor del mundo, la circulación de fondos no debe atascarse en ningún punto de nuestra estructura.

Los grupos son responsables de financiar nuestros servicios, pero también son responsables de administrar cuidadosamente sus contribuciones de servicio. Cuando aportan dinero, deberían preguntarse qué se hará con ese dinero una vez que salga de sus manos. ¿Ayudará a prestar servicios útiles a los grupos? ¿A llevar nuestro mensaje al adicto que todavía sufre? ¿El comité o la junta de servicio lo empleará con sensatez? Nuestros grupos tienen la libertad de decir cuánto quieren aportar a los diferentes niveles de nuestra estructura de servicio. Los animamos a hacerlo y a hacerlo responsablemente.

Con esto no sugerimos que los grupos destinen contribuciones a algún subcomité en particular. Los grupos han creado la estructura de servicio no sólo para prestar dichos servicios en su nombre, sino también para coordinarlos. Al delegar en la estructura de servicio la autoridad necesaria para cumplir con sus responsabilidades, también han delegado la autoridad para coordinar que esos recursos se repartan entre cada nivel de servicio. De esta forma, se pueden equilibrar eficazmente las necesidades y objetivos de todas las esferas de servicio en relación con los recursos totales del organismo de servicio que se coordina.

La comunicación franca y abierta por parte de la estructura de servicio es la mejor manera de ayudar a nuestros grupos a aportar de manera responsable sus fondos. Cuando los grupos reciben con regularidad informes completos de las actividades de sus juntas y comités de servicio, empiezan a tener un panorama global del servicio. También deben recibir información de lo que cuestan esas actividades. Ese tipo de comunicación ayuda a garantizar a nuestros grupos que sus contribuciones se manejan de forma responsable.

Las contribuciones directas de los grupos a la estructura de servicio fomentan la administración responsable de los fondos y permiten que nuestros servicios se mantengan centrados en el propósito primordial de NA. Según nuestra experiencia, cuando nos comprometemos a financiar el trabajo de cada nivel de la estructura de servicio a través de las contribuciones de los grupos exclusivamente, resulta más fácil mantener un vínculo sólido entre los grupos y otras unidades de servicio. Nuestros grupos tienen tendencia a ser más conscientes del trabajo que se hace en su nombre y de su responsabilidad de aportar los recursos económicos necesarios a sus juntas y comités. Cuando todos los niveles de nuestra estructura de servicio reciben apoyo económico directo de sus grupos, los lazos de responsabilidad mutua se fortalecen entre ellos. Además, si liberamos a nuestras juntas y comités de servicio de tener que dedicarse a actividades de recaudación de fondos, hacemos posible que estas unidades de servicio pongan todas sus energías en el cumplimiento del propósito primordial de NA.

La rendición de cuentas es un aspecto fundamental de la gestión responsable de las finanzas de NA. Cuando los miembros de Narcóticos Anónimos aportan fondos a los grupos, comités, oficinas y convenciones, nuestra estructura de servicio tiene la responsabilidad de dar cuenta de cómo se emplean esos fondos.

Los informes financieros habituales, una contabilidad clara y las auditorias periódicas de las cuentas de NA, tal como se describen en las distintas guías preparadas para nuestros tesoreros, ayudan a nuestros miembros a tener la certeza de que sus contribuciones se emplean bien, y, a nuestros servicios, a ser económicamente responsables ante aquellos a quienes sirven.

Los informes de los tesoreros nos ayudan a ver hasta qué punto nuestros gastos de servicio coinciden con las prioridades que establecimos. Los archivos económicos sistemáticos nos ayudan a trazar planes de gastos realistas para futuras actividades de servicio. La información y la auditoria financiera habitual también contribuyen a desalentar el robo de fondos de NA; y, si desaparece dinero, las auditorias regulares también garantizan que tales robos no pasen desapercibidos por mucho tiempo.

Cuando los miembros de NA aportan fondos de servicio, esperan que su dinero se use con cuidado y con el único objetivo de fomentar nuestro propósito primordial. Nuestros grupos, juntas y comités de servicio, al aceptar esas contribuciones, se comprometen a usarlas para llevar el mensaje de NA y a administrarlas responsablemente.

Duodécimo Concepto

De acuerdo con la naturaleza espiritual de Narcóticos Anónimos, nuestra estructura debe ser siempre de servicio, nunca de gobierno.

El servicio desinteresado es un esfuerzo espiritual. Nuestro Duodécimo Paso dice, en parte, que «habiendo obtenido un despertar espiritual» tratamos de forma individual de «llevar este mensaje a los adictos». Nuestros esfuerzos colectivos de servicio surgen de la misma base espiritual. Después de experimentar los resultados de este programa en nuestra vida, nos unimos para llevar el mensaje de recuperación más lejos de lo que podríamos hacer de forma individual. El servicio de NA no consiste en imponer nuestra voluntad o ideas a los demás, sino más bien en servirlos humildemente, sin esperar recompensa.

Este principio es el fundamento de todo lo que hacemos en nuestros grupos, juntas y comités de servicio. El Duodécimo Concepto nos recuerda que el hecho de que podamos experimentar la recuperación sólo se debe a que otros pusieron en práctica este principio de servicio desinteresado antes que nosotros y se tomaron la molestia de llevarnos el mensaje de NA cuando aún padecíamos la adicción activa. En el servicio, expresamos nuestra gratitud por la recuperación que otros han compartido con nosotros compartiendo la nuestra con los demás.

Nada puede estar más lejos del impulso de gobernar o mandar que este espíritu de servicio desinteresado.

Nuestros grupos fueron creados porque nos dimos cuenta de que solos no podíamos «dejar de consumir drogas, perder el deseo de consumirlas y descubrir una nueva forma de vida.» Del mismo modo, nuestros grupos se han unido para crear una estructura de servicio, un esfuerzo cooperativo destinado a ayudarlos a llevar el mensaje más lejos de lo que podrían hacer por separado.

La estructura de servicio no ha sido creada para que algunos grupos impongan a otros su voluntad, sino que se ha desarrollado para combinar la fortaleza de nuestros grupos para poder desempeñar mejor los servicios necesarios que, por lo general, un grupo solo no puede hacer bien o no puede hacer del todo: preparar y distribuir materiales que compartan nuestro mensaje en forma impresa, ofrecer información sobre NA al público en general, trasmitir nuestro mensaje a los adictos que no pueden acudir a las reuniones y apoyar a los grupos y comunidades de NA nuevos. El servicio de NA es un esfuerzo cooperativo de los servidores de confianza guiados por los grupos, no una autoridad impuesta por un organismo de gobierno.

El proceso de unirse para crear una estructura de servicio es una manifestación de la humildad de nuestros grupos. Por separado, pueden hacer mucho menos para cumplir con el propósito primordial de nuestra confraternidad de lo que pueden hacer juntos. De la misma forma, cada uno de los diversos elementos de nuestra estructura de servicio tiene su propio papel en el plan de servicio más amplio de Narcóticos Anónimos. Todos los elementos dependen entre sí para un desempeño eficiente; cuando un elemento intenta comportarse como un organismo de gobierno, más que como un vehículo de servicio, fuerza los lazos que nos unen y pone en peligro la eficacia de nuestra confraternidad para cumplir con su propósito primordial. La humildad es un atributo esencial del servicio no gubernativo de Narcóticos Anónimos.

Para servir bien, cada elemento de nuestra estructura de servicio debe hacer un serio esfuerzo por lograr una comunicación efectiva. Los grupos, los servidores de confianza, las juntas y comités de servicio debemos compartir plenamente con los demás y escuchar con atención y respeto lo que nos dicen. Es posible que haya quienes usen las palabras para dividir la fuerza de sus oponentes y así poder gobernarlos; en el servicio de NA, en cambio, compartimos entre nosotros para poder combinar nuestra fuerza, la mejor forma de cumplir con el propósito primordial de nuestra confraternidad.

Para poder ser responsables ante aquellos a quienes servimos, estamos obligados a informar sobre nuestras actividades de manera completa, exacta y concisa. La naturaleza no gubernativa de nuestra estructura de servicio establece que pidamos consejo a los demás para tomar nuestras propias decisiones, su consentimiento en las decisiones que los afectan y su cooperación en las decisiones que nos afectan a todos.

La comunicación abierta, honesta y franca alimenta el espíritu de servicio de nuestra confraternidad y envenena el impulso de gobernar.

El tipo de autoridad que los grupos delegan en nuestras juntas y comités de servicio es la autoridad de servir, no de gobernar. Cada elemento de nuestra estructura de servicio, desde el grupo hasta el nivel mundial, tiene su propio papel que desempeñar; sin embargo, todos sirven como un equipo y aspiran a un objetivo común: «que ningún adicto que desee recuperarse tenga que morir sin la oportunidad de descubrir una nueva forma de vida».

De acuerdo con nuestra experiencia, a veces duramente conseguida, la calidad del servicio, igual que la calidad de recuperación, sólo puede lograrse en un ambiente de respeto mutuo, apoyo mutuo y confianza mutua. Nos recuperamos juntos y juntos hacemos servicio; ésta es la médula espiritual de nuestro programa, la base de nuestra confraternidad. Una estructura levantada sobre estos cimientos sólo puede ser de servicio, nunca de gobierno. 

Traducción de literatura aprobada por la Confraternidad de NA.

Copyright © 2002 by Narcotics Anonymous World Services, Inc.

Reservados todos los derechos.

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